El Misti: El microbiólogo contra el volcán

La ciudad de Arequipa se construyó a los pies del majestuoso volcán Misti. Este volcán durmiente con sus 5820 metros sobre el nivel del mar, vigila la ciudad y es testigo de todo lo que en ella acontece. Desde 1820, en el que se observó cierta actividad con la emanación de grandes fumarolas, no ha vuelto a toser. Esperemos que siga así por muchos años.  El volcán Misti, junto con los otros dos volcanes, Pichu Pichu y el Chachani, son los guardianes de la ciudad. Las piedras de sillar blanco procedentes de la compresión de las cenizas de estos volcanes son el sello de identidad de la arquitectura colonial de Arequipa.

Mi último reto en mi viaje por Perú era subir al volcán Misti. Era el colofón a todas las aventuras por este país, que me había llevado a hacer senderismo entre montañas nevadas y glaciares, recorren caminos ancestrales, navegar por la selva amazónica y sobrevolar petroglifos milenarios en avioneta. Sin embargo, estaba en medio de una guerra interna de dimensiones épicas entre mi corazón aventurero y mi mente racional, que dudaba de mis capacidades físicas y me tenía acojonado vivo.

Panorámica del volcán Misti
El volcán Misti sobre Arequipa.

La ascensión al volcán Misti

Hay muchas empresas en Arequipa que organizan excursiones para subir a la cumbre del volcán Misti. La ascensión se hace en dos días. El primer día se acampa próximo a la cima y por la mañana se sube a la cumbre sin peso. A la bajada, se desmantela el campamento y se desciende. Aparte del problema de la altitud, es necesario cargar uno mismo con todo el equipo, incluida la tienda, porque no existen porteadores.

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Fachada del BBVA en Arequipa. Nunca ir al banco fue tan glamuroso.

Yo había estado haciendo senderismo por encima de 4000 metros y había estado a 5000 metros en la montaña de los siete colores, pero tenía mis miedos porque esta excursión iba a ser mucho más dura. Sin embargo, también pensé que no iba a estar mejor preparado para subir que en este momento.

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Fachada de una de las casas coloniales de Arequipa

Al final, no sin temores, decidí embarcarme en esta aventura. Sin embargo, cuando busqué una agencia, el ser una persona sola era muy complicado encontrar una excursión a la que poder acoplarme. Busqué desde el primer día que llegué a Arequipa, pero no tuve éxito. Finalmente, tras regresar de mi viaje por el cañón del Colca encontré una excursión para subir con otra pareja de senderistas.

Microbiólogo con espítitu de vulcanólogo frustrado.

Estaba emocionado y acojonado al 50%. Sin embargo, la tarde de antes me llamaron para decir que la excursión se suspendía porque uno de mis compañeros de ruta se había torcido un pie o eso es lo que me dijeron. En ese momento me sentí decepcionado y aliviado al 50%.  Esta vez y sin que sirva de precedente, el volcán había vencido al microbiólogo. No podía quedarme más tiempo en Arequipa para seguir intentándolo, pero al menos pensé que debía de disfrutar de esta maravillosa ciudad un día más.

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Manifestación de novias en la plaza de armas de Arequipa, no sé si por escasez de pretendientes o por el precio de los ramos de flores.

La iglesia de la Compañía

Para aprovechar mi día extra en Arequipa, decidí empezar visitando el edificio de la Iglesia de la Compañía que se encuentra próximo a la plaza de armas. Ésta es una joya colonial que no os la podéis perder. La fachada de la iglesia es magnífica con un fino trabajo en piedra de sillar blanco, pero sin lugar a dudas lo que más me gustó fue los patios interiores de los claustros. Estos espacios han sido reconvertidos en restaurantes y tiendas.

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Columnas del patio del reciento de la Iglesia de la Compañía.

En el patio principal había una bonita fuente de sillar blanco rodeada de unos portales con columnas ricamente decoradas. Subiendo por las escaleras se puede acceder al piso de arriba donde se puede apreciar toda la belleza del lugar.  Como premio y para mitigar mi depresión volcánica, decidí tomarme una cerveza en la terraza del piso superior en el encantador  Café y vino Winebar . Mientras disfrutaba de mi refrigerio, me recreé mirando a los turistas que merodeaban por el patio tan sorprendidos como yo por el lugar.

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Patio del reciento de la Iglesia de la Compañía.

La Casa del Moral

Pasear por Arequipa es una delicia y te traslada a otra época. Los edificios coloniales de sillar blanco con los delicados grabados de sus fachadas son impresionantes. Existen varias casas coloniales que pueden visitarse y donde respirar el ambiente costumbrista que se vivió en años pasados. Merece la pena por lo menos visitar una. Yo me decanté por la Casa del Moral.

Rincón espiritual en el patio de la Casa del Moral.

Esta casona pertenece actualmente al Banco de Crédito de Perú y se llama así porque en su patio central hay un moral. Esta mansión es una obra maestra del arte barroco. Se puede visitar las diferentes estancias que todavía conservan los muebles de la época y deleitarse con ese ambiente de rancio abolengo que debió ser la Arequipa en el siglo XVIII.

Coqueta habitación del siglo XVIII, yo personalmente pondría algún crucifijo menos.

El barrio de Yanahuara

De aquí y siguiendo los consejos de mi bien amada Lonely Planet, me acerqué al barrio de Yanahuara. Este barrio se encuentra fuera de la zona antigua de Arequipa y es interesante visitarlo por sus edificios coloniales, las vistas del volcán Misti desde su mirador y para comer en la picantería “La Nueva Palomino”, la mejor de toda Arequipa.

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Casas coloniales de Arequipa.

El barrio de Yanahuara no está muy lejos del centro de Arequipa y se puede ir dando un paseo. Desde el norte del Monasterio de Santa Catalina, se cruza el puente Grau sobre el río Chili y tras pasar unas cuantas manzanas se sube a la derecha hasta llegar al mirador de Yanahuana.

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Casas de sillar blanco.

En el camino compré unas “tunas” (higos chumbos) a una vendedora que me los pelo in situ, lo que agradecí enormemente para no terminar como un alfiletero por las espinas. No los había probado nunca, pero estaban muy dulces.

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Iglesia de San Juan Bautista.

En la plaza del mirador está la bonita iglesia de San Juan Bautista de Yanahuana, que tiene una fachada preciosa hecha de sillar blanco. Cerca de ahí se encuentran los arcos de sillar del mirador desde los que se divisa todo Arequipa. Sobre los arcos hay esculpidas frases de poetas peruanos. Es un sitio muy “instagramero”. Para obtener la instantánea perfecta del volcán Misti se puede utilizar los arcos como marco en la composición de la foto.

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El volcán Misti desde el mirador de Yanahuara.

Comida Arequipeña

Tras pasear entre edificios de fachadas de sillar por las calles aledañas llegué a la picantería la Nueva Palomino, pero resultó que estaba cerrada. Afortunadamente su tocaya la picantería Palomino (a secas) estaba abierta y ahí que almorcé. El nombre de picantería hace referencia a establecimientos que sirven comidas picantes, aunque el menú siempre es variado. Me pedí el plato arequipeño por excelencia “el chupe de camarones”.

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Calle del barrio de Yanahuara.

Esta delicia culinaria consiste en una sopa cuyo ingrediente principal son los cangrejos de río, acompañado de queso, arroz, verduras varias, patatas y no sé cuántas cosas más. Cuando vi el plato enorme que me trajeron me asusté. Estuve tentado de llamar a Jaques Cousteau y toda su tripulación para adentrarme en batiscafo en las profundidades de la sopa. Seguro que toda una fauna y flora se ocultaba en ese guiso.

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Si revuelves este «chupe» sale hasta el pulpo de 20,000 leguas de viaje submarino.

Con el plato podíamos haber comido tres personas y estaba delicioso. Mientras me estaban entrando los sudores fríos para terminar mi “chupe”, una cantante nos deleitó la sobremesa con todos los éxitos de ayer y de hoy de Rocío Durcal. Le pese a quien le pese, después de Pizarro aún hemos seguido dejando huella en este bello país. Agradecí regresar andando a la parte antigua de Arequipa para poder bajar la copiosa comida.

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Escarabajo azul en el barrio de Yanahuana, especie protegida en Perú.

Tarde de compras en Arequipa

Ya de vuelta en la parte antigua de Arequipa decidí hacer alguna última compra, ya que al día siguiente emprendería camino hacía Chile. Esta iba a ser la última oportunidad de hacerme con todos los regalos que me hacían falta para mis sufridos amigos y familia.

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Tiendas proximas al complejo de San Francisco.

Me acerqué al centro de artesanía el Fundo el Fierro localizado en un amplio patio próximo al complejo de San Francisco. Deambulé durante una hora entre los diferentes puestos de los artesanos.

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Calle con tiendas de artesanía próximo al Fundo el Fierro.

Finalmente, en la calle adyacente entré en el Fundito Artesanías, una tienda que tenía todos los artículos de recuerdo, con una calidad aceptable, de todas y cada una de las regiones de Perú.  Ahí, terminé de sucumbir a mi fiebre consumista.

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Patio colonial de Arequipa.

El mirador de Carmen Alto

El día estaba siendo de lo más completo y me pareció que la mejor forma de terminarlo era deleitarme por última vez con la vista del volcán Misti. Por eso pillé un taxi y me dirigí al mirador de Carmen Alto. Este lugar, a unos 15 minutos en coche de la ciudad, es posiblemente el mejor sitio para disfrutar de las vistas de los tres volcanes que rodean Arequipa.

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El volcán Misti desde el mirador Carmen alto.
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Los otros volcanes: el Chachani y el Pichu-Pichu.

El sitio estaba a punto de cerrar y sólo me dejaron estar un rato. En el sitio estaban en obras y aunque había una cafetería no pude tomar nada. Estaba atardeciendo por lo que los colores del volcán Misti eran increíbles. Desde el mirador también se veían los volcanes Pichu Pichu y Chachani. Como me apetecía seguir más tiempo viendo los volcanes me salí del recinto y me quedé en el descampado de al lado viendo el paisaje. Cuando consideré que ya se me había pasado toda la frustración volcánica por no poder subir a la cima del Misti, regresé feliz a Arequipa.

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Mujer peruana, cerca del mirador de Carmen Alto.

Arequipa. Noviembre 2018.

Si os ha gustado esta historia y queréis seguir leyendo más aventuras de mis viajes por esos mundos de dios, suscribiros al blog del Microbiólogo Viajero.  Podéis hacerlo al final o en el lateral de esta página.  Gracias por leerme.

7 comentarios sobre “El Misti: El microbiólogo contra el volcán

  1. Jajaja nos la has jugado con el título! Ya te estábamos viendo en la cima y contando los periplos pa llegar a ella! Bueno, acabarse ese «chupe»… también debe ser una buena aventura. Menuda pintaza y más si es acompado por una buena música en directo. Que bien te lo montas. Nos gusta leerte! Al 100×100! Valienteeee! Besotes.

    1. Bueno, me quedé con muchas ganas. Me hubiese encantado haber subido. Tengo la excusa perfecta para volver. Eso sí me tendré que poner en forma antes. El misti es mucho Misti. Menos mal que me consolé con la comida . Muchas gracias por seguirme y leerme. Que tengáis una feliz semana.

  2. Bueno, bueno, bueno, subida al volcán? querido escalador de volcanes si lo que hiciste fue ponerte el neopreno para tomarte la marmita cangrejera de Obelix Te juro que pensé que como hiciste en Nazca con el pollo que con toda la barriga llena te ibas a subir la cima como un campeón y sin embargo terminaste de buhonero jajaja. Bueno, menos mal que pudiste disfrutar como un señor de las vistas del Misti. Un besote y pasa muy buena tarde

    1. Pues si, el Misti fue mi mayor frustración volcánica. Me dio mucha rabia, pero como cuento en la entrada también estaba preocupando por si iba a ser capaz. Eso sí, no hay frustración que pueda con mis dotes triperas y de degustador de platos autóctonos. A esta alturas de viaje mi mochila iba ya malamente con tantas compras… Hay que nostalgia viajera. Bueno, mientras no reviente el Misti todavía tengo esperanzas de resarcirme y subir a su cima algún día. Un beso y feliz semana.

  3. Ni que decir tiene que hubiese tenido exactamente tus mismas sensaciones. Si quiero pero…, que bien que no se puede…..pero….que lástima que me voy. Igualito, jaja.
    Muy bonita Arequipa a través de tus ojos.
    La mani de novias, chico, eso nunca lo había visto y me ha conmovido, sea por la razón que sea. jejeje.
    Te cuidas, esos crustáceos tienen buena pinta y me creo que necesitases volver andando. Ñam ñam
    🙂

    1. Si, sensaciones encontradas y ahora desde la distancia con pena porque si lo hubiese conseguido estaría muy orgulloso de mí mismo. De todas formas la excusa perfecta para volver a Perú. Los camarones estaban buenas, pero esas navajas tuyas no las cambiaba yo. Un beso y gracias por leerme.

      1. Que no te quede pena porque a mi se me antoja una matadera de cuidado y tuviste la suerte de zafar. jajajaja. Que orgulloso de ti mismo ni ná. Orgullo otras cosas, eso es una matada de las que hacemos cuando andamos por ahí adelante que pasado el tiempo dices: ¡pero que mal de la cabeza estaba yo!. Jajaja.
        Mejor el tiempo empleado en ver las bellezas de Arequipa que en subir al volcan. Te lo digo yo que subí a otro y ya nos había dicho la guía, si no llegáis tampoco pasa nada y efectivamente, ya allí arriba dije: ¡que memez!. Un hueco grande y ya está. Lo que hace la distancia de las cosas. Jua jua.
        Las navajas te quedan más cerca que los camarones. Eso es indiscutible. jajajaja.
        Siempre un placer leerte.
        Besos

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