
Hay muchas cosas que ver en San Pedro de Atacama y también muchas excursiones que hacer. De hecho, esta localidad norteña es uno de los centros neurálgicos del turismo chileno. Localizada en el desierto de Atacama, esta pequeña población se encuentra rodeada de un paisaje de otro planeta, volcanes que se alzan majestuosos sobre el altiplano andino y lagunas mágicas de color turquesa que te acompañarán en tus sueños el resto de tu vida.
Hay pocos sitios en el mundo que haya visitado más de una vez. El mundo es tan grande que siempre pienso que es mejor ir a los sitios que no conoces, en vez de repetir. Sin embargo, siempre hay cosas que no disfrutaste en tu primera visita y por las que merece la pena regresar. En 2015 había cruzado a San Pedro de Atacama después de terminar mi excursión por el salar de Uyuni en Bolivia. En aquella ocasión sólo estuve 24 horas y me quedé con ganas de conocer más. Sin duda he terminado enamorado de esta región del mundo.
Las excursiones alrededor de San Pedro de Atacama
Hay una gran oferta de excursiones y cosas que ver en San Pedro de Atacama. Está el paisaje extraterrestre del valle de la Luna, las visitas a las lagunas altiplánicas, la excursión al campo geotérmico de los geiseres del Tatio o subir a alguno de los muchos volcanes que están en sus proximidades. En 2015 tuve la suerte de visitar el salar de Tara, un sitio espectacular. Desgraciadamente, en la actualidad tiene restringidas las visitas por la política proteccionista del Gobierno chileno y así, poder preservar la riqueza natural de este ecosistema.

Mi compañera bloguera Vagando por Mundópolis, tiene una magnífica entrada sobre que ver en San Pedro de Atacama y os recomiendo que la visitéis (ver entrada). Si vais a pasar varios días para disfrutar de las cosas que hay que ver en San Pedro de Atacama, mi único consejo, es que os acerquéis a varias de las muchas agencias turísticas que existen en las dos calles principales del pueblo y comparéis precios. Todas ofrecen excursiones similares y no existen muchas diferencias entre ellas. Podéis intentar encontrar precios más económicos si contratáis un paquete de varias excursiones en la misma agencia y que cubra las diferentes cosas que hay que ver en San Pedro de Atacama.

Viaje de Iquique a San Pedro de Atacama
Tras un día inmerso en el mundo minero de las oficinas salitreras de Humberstone y Santa Laura, volví al apasionante mundo de los autobuses nocturnos. Éste es el transporte preferido de los mochileros independientes. San Pedro de Atacama se encuentra a unos 500 kilómetros de distancia de Iquique. Sin embargo, parece que no existen viajes directos que unan ambas poblaciones y tuve que hacer escala en Calama. En esta localidad, también se encuentra el aeropuerto al que llegan la mayoría de los turistas llenos de curiosidad y buscando las cosas que hay que ver en San Pedro de Atacama.

Antes de abandonar Iquique me habían alertardo que en los días anteriores habían robado las mochilas a unos viajeros en la estación de Calama. Por lo visto, había una banda que se dedicaba a distraer a los turistas, mientras que uno de sus miembros salía corriendo con las mochilas. Cuando viajas de mochilero todas tus pertenencias las llevas a la espalda y si te quitan la mochila es como si te dejaran desnudo en mitad de la nada. En mi caso sería especialmente dramático, ya que sufro del síndrome del buhonero y voy siempre cargado de incontables recuerdos turísticos.
El viaje en el autobús nocturno a San Pedro de Atacama
Un par de horas antes de que saliese de Iquique me acerqué a la estación de autobuses, que de noche y en el barrio en el que se encontraba, no es especialmente el sitio más evocador y con más glamour en el que puedas encontrarte de noche en Sudamérica. Tras el viaje durante toda la noche llegué a las 6 de la mañana a Calama. Al igual que descubrí en Perú, los autobuses nocturnos en Chile son muy cómodos.

Estuve casi dos horas en Calama esperando mi autobús de conexión agarrado a mis dos mochilas sin separarme de ellas ni un segundo. Todo el tiempo evite el contacto físico y visual con todos los extraños personajes que deambulaban por la estación. Hacía un frío terrible. La inexcusable visita al baño fue toda una prueba de habilidad viajera, bajarse los pantalones con dos mochilas en un escaso metro cuadrado de un excusado bien merece un capítulo en la guía Lonely Planet. Finalmente, yo y mis mochilas subimos al autobús sin ningún percance y pude descansar en paz.

Alojamiento en San Pedro de Atacama
Llegué tenmprano a San Pedro de Atacama y me dirigí hacia el Hostal Casa Corvatsch en el que había hecho una reserva el día anterior por internet. En general, Chile es bastante caro y los sitios turísticos más. Acostumbrado a los precios de los hoteles en Perú, me costó encontrar una habitación. Normalmente, prefiero una habitación individual y si es posible con el baño para mi sólo. Esta vez tenía el baño compartido y la habitación tenía un tamaño ligeramente mayor que la cama de 80 cm de su interior.

En la habitación escasamente entraba yo y mis mochilas. Tras la experiencia en los baños de la estación de Calama, tuve de nuevo que hacer uso de mis habilidades espaciales para acomodarme en un cubículo tan reducido. Afortunadamente, en San Pedro de Atacama hay bastante oferta hotelera y no estaba en temporada alta, así que por la tarde me dediqué, ya sin prisas y sin mochilas, a buscar un sitio más cómodo por un poco más de dinero. La primera noche estaba muy cansado del viaje en autobús y la tensión por el temor a que me saquearan, así que caí rendido en mi “suit sarcófago”.

Sin embargo, al día siguiente me mudé y puede disfrutar de una habitación como dios manda en el Hostal Antaira. Esta vez, tenía una cama doble que se me antojó de una amplitud inabarcable, independientemente de la orientación en la que colocase mi curtido cuerpo aventurero.
Paseando por San Pedro de Atacama
San Pedro de Atacama es un pueblecito encantador y extremadamente turístico. Mucha gente no le gusta porque tiene un toque artificial que a veces te hace pensar si realmente no estás en un parque temático. Los bares, las tiendas y los restaurantes están decorados con un estilo rústico-desértico que te invita a entrar y disfrutar de ellos sin prisas. A mí personalmente me parece precioso y me encanta pasear por sus calles, sin entrar en muchas más profundidades sobre la búsqueda de la esencia pura de los sitios.

Habían pasado tres años desde que había estado en San Pedro de Atacama, pero todo seguía igual. Cuando doble una de las esquinas, me tope con la pequeñita iglesia del pueblo, una de las atracciones que ver en San Pedro de Atacama. La iglesia está hecha de adobe y es muy sencilla, pero es preciosa. A parte de la búsqueda de hotel, aquella tarde también me dediqué a recorrer diferentes agencias turísticas para contratar las excursiones para los días siguientes.

Aventuras desérticas
No estaba dentro de mis planes iniciales, pero una de las cosas que ver en San Pedro de Atacama son sus volcanes. Cuando vi las excursiones disponibles se me encendió de nuevo mi alma de vulcanólogo, que la semana anterior se había extinguido de golpe con mi fallida subida al volcán Misti en Arequipa. En San Pedro de Atacama existen varios volcanes que me llamaban la atención. El Lincancabur con sus cerca de 6000 metros es el más alto, pero son necesarios varios días y estar muy en forma para alcanzar su cima, así que opté por el modesto Láscar (55902 m) que mantiene cierto grado de actividad volcánica y la ascensión de un día no parecía excesivamente complicada.

Para mi desgracia, la ausencia de suficientes turistas, las agencias que me marearon mandándome de una a otra y un repentino cambio de las condiciones climáticas, que modificaron la dirección de los gases tóxicos que emanan del cráter, cercenaron de nuevo mi excursión volcánica. Hay que joderse, Vulcano 2 – Microbiólogo Viajero 0.
Sorpresa monetaria
San Pedro de Atacama es un sitio muy turístico y está lleno de cajeros automáticos para colmar las necesidades económicas de los turistas que pasan por allí. Como me estaba quedando si efectivo decidí aprovechar la ocasión y me acerqué a uno de los bancos del pueblo. Siempre que saco dinero en el extranjero tengo el miedo de hacer algo mal y terminar con un pufo en mi cuenta corriente. Tras introducir la tarjeta en el cajero automático y marcar el código pin, siempre me quedo manteniendo la respiración hasta que la maquina me devuelve la tarjeta y los ansiados billetes. Aquel día el cajero automático debió de oler mi miedo, porque se tragó mi tarjeta y me dejó con un palmo de narices y el susto metido en el cuerpo.

Todo ocurrió un viernes por la tarde por lo que no podía preguntar en la oficina hasta el lunes. Los números de teléfono de contacto del banco tampoco me solucionaron nada. Al final, gracias a la app de mi banco, que tengo en el móvil, pude bloquear temporalmente mi tarjeta. Menos mal que siempre viajo con una tarjeta de crédito y otra de débito. La verdad es que con las transacciones por internet, como reservas de hotel y billetes de avión, cada vez hace menos falta tener físicamente el famoso dinero de plástico. No tenía tiempo para esperar hasta el lunes, así que mi tarjeta de crédito se quedó para siempre en las entrañas de aquella máquina diabólica de San Pedro de Atacama.

Tras cenar, no tenía el cuerpo para más emociones. Sin más dilación, me fui a disfrutar de mi exclusiva habitación egipcia y su “coqueto sarcófago” por unas horas. Al día siguiente tenía que levantarme a las 4:00 am para ir a conocer los espectaculares geiseres del Tatio.
San Pedro de Atacama. Diciembre 2018.
Si os ha gustado esta historia y queréis seguir leyendo más aventuras de mis viajes por esos mundos de dios, suscribiros al blog del Microbiólogo Viajero. Podéis hacerlo al final o en el lateral de esta página. Gracias por leerme.
A mi tambien me ha traído muchos recuerdos mientras escribía la entrada de esta semana. Que sitio tan singular es San Pedro de Atacama. Feliz semana.
Que tendrán estos sitios desérticos, áridos, que atraen tanto? Nos has hecho viajar a un sitio en el que nunca hemos estado y al que le tenemos… muchas ganas .
Pues después de que os deis un garbeo por Perú bajar a San Pedro de Atacama en Chile que os va a alucinar y si además lo combinados con el Salar de Uyuni ya es pack completo. Por cierto, que alegría saber de vosotros, have mucho que lo os veo por la blogosfera. Un beso y feliz finde.
Si, no tenemos tiempo a nada entre animales y trabajo. Pero ya nos propusimos sacar tiempo de donde sea. Tenemos ya una entrada a medio preparar sobre los gorilas así que… prontito, prontito volvemos a publicar.
Qué te fanguen el macuto en un viaje de mochilero es como si a un caracol le quitan su caparazón, como si estás haciendo surf y te quitan la tabla, como si estás en medio de un discurso importante y te cortan las cuerdas vocales… Es el diablo. Bonito lugar San Pedro de Atacama, me encantaría conocerlo, aunque tuviese que descansar en un sarcófago in the night un saludo, Horacio!!!
Afortunadamente, mantuve mi caparazon y pude disfrutar de Atacama en todo su esplendor. Con una noche en estrecheces es más que suficiente. Si alguna vez apareces en este rincón del mundo quédate unos días porque merece mucho la pena. Un abrazo y feliz fin de semana.
Tienes razón, hay tantos sitios que visitar que……………..ufffff, sin embargo, cuando algún sitio te toca, hay que volver igual que tú lo hiciste.
No me dió tiempo a ir a Atacama cuando estuve en Chile y bien que lo sentí.
Hoy viajando contigo sé que debería ir cuando vaya por aquellos lares, eso si, no incluiré el sarcófago en cuestión por muy cómodo que sea.
Vas de susto en susto y tiro porque me toca: volcanes, cajeros ¿qué es lo próximo? Jaja, espero que la cosa mejores, aunque ya sabemos que son avatares del viajero. ¡Que contaríamos sino al volver! Jeje.
Con el alma en vilo, querido Horacio, un sin vivir. 🙂
Feliz puente.
Tienes toda la razón del mundo, si los viajes fueran perfectos y todo bonito, no tendríamos nada que contar. Atacama es bonito, muy bonito y bien merece una escapada pese a los imprevistos. Ya vamos teniendo una edad, que lo de los sarcófagos lo llevamos cada día peor. Feliz fin de semana y un beso.
Feliz puente.