
Todo el mundo sabe que lo que hay que ver en Nazca son sus famosas y enigmáticas líneas. Estos milenarios geoglifos atraen la atención de arqueólogos, viajeros y amantes de los alienígenas a partes iguales. Sin embargo, en esta ciudad también pueden visitarse algunos sitios arqueológicos de gran interés y muy poco conocidos, como los acueductos de Cantalloc.
En internet es frecuente encontrar entradas de blog que aconsejan que ver en un sitio en un determinado número de días y así poder aprovechar el tiempo lo máximo posible. Me había dado cuenta que no tenía en mi blog ninguna entrada titulada así y no quería ser menos. Por eso pensé, que mi visita a Nazca bien se merecía un título tan exprés. Creo que jamás he hecho una visita tan a la carrera como la que hice a la misteriosa ciudad de Nazca en Perú.

Las líneas de Nazca
Las líneas de Nazca es la principal atracción que hay que ver en Nazca. Estos enigmáticos geoglifos se realizaron por los pobladores de la región hace casi 2000 años. Se desconoce la razón por las que las crearon, aunque se piensa que están relacionadas con el culto al agua. Las líneas se construyeron eliminando las piedras superficiales de color rojizo que dejaban al descubierto una capa de tierra de color blanquecino. Las especiales características climatológicas de la zona ha permitido que a través de los siglos se hayan mantenido estas líneas intactas.

Las líneas de Nazca se hicieron famosas gracias a la matemática Maria Reiche. Esta investigadora se dedicó al estudio de las líneas durante toda su vida. Era frecuente encontrarla barriendo los surcos para poder verlos mejor, por esta razón se la conoce popularmente como la dama de la escoba. Aunque se ha extremado su conservación, las líneas han sufrido algunos destrozos a lo largo de su historia, como la construcción de la carretera Panamericana que decapitó el geoglifo del lagarto.

Llegada a Nazca
El día anterior en Ica había aprovechado para probar el famoso pisco en las bodegas Tacama y me había lanzado duna abajo con una tabla de sandboard en una excursión por la Huacachina, toda una aventura. Tenía intención de llegar cuanto antes a Arequipa, pero me parecía un delito no parar en Nazca y conocer sus misteriosas líneas que tantas veces había visto en los documentales.

Nazca se encuentra a 140 km de Ica, unas dos horas largas de viaje por carretera. Después de desayunar y despedirme de mis amigos colombianos, con los que había compartido la aventura en Ica, me dirigí a la estación de autobuses. En el viaje hacia Nazca paramos en una aduana para el control de especies vegetales protegidas. Tuvimos que bajar del autobús para que comprobasen que no estábamos importando especies foráneas no permitidas y que no éramos fuente de ninguna plaga letal. Al llegar a Nazca descubrí que había pasado un plátano de estraperlo.

Un poco antes de mediodía llegué a Nazca. Desde la estación me dirigí inmediatamente al Hotel Alegría donde estaba la agencia que había contactado por teléfono para reservar el vuelo en avioneta sobre las líneas de Nazca. La agencia sólo estaba a unos 50 metros de la estación de autobuses, así que fue llegar y besar el santo.

Preparativos para el vuelo sobre las líneas de Nazca
Las líneas de Nazca se distribuyen en una amplia llanura y la mejor forma de verlas es desde el cielo. En la agencia me confirmaron que se podía hacer el vuelo por la tarde. Se pueden contratar varios tipos de excursión dependiendo de la duración y la distancia que se cubra. Algunos incluyen la posibilidad de acercase hasta Palpa, en la que se puede ver una mayor cantidad de geoglifos. En este caso la duración del vuelo y el precio es el doble. Yo elegí el vuelo básico de 30 minutos que sobrevuela la llanura de Nazca y puedes ver los dibujos más famosos, por unos 100 dólares.

La avioneta en la que iba a volar era pequeña y cabían 4 pasajeros, el piloto y el co-piloto. El peso tiene que ir perfectamente equilibrado por lo que me pesaron para decidir la distribución de los pasajeros y que no hubiera problemas de sobrepeso.

Me citaron a las una y media para llevarme al aeropuerto. En ese momento no sabía si había mucho que ver en Nazca, pero decidí que tras el vuelo continuaría viaje sin hacer noche en la ciudad. Así, dejé mi equipaje en la consigna del hotel de la agencia y fui a la estación a comprar un billete de autobús nocturno para Arequipa. Conseguí un billete para las 10 de la noche.

Todavía tenía una hora libre y como no sabía qué hacer, pensé que sería una buena idea comer algo antes del vuelo. Todo el mundo sabe que hay que ver en Nazca, pero quizá no todo el mundo sepa que lo menos conveniente es hacer una comida pesada una hora antes de hacer un vuelo en avioneta. Como me encontraba en este último grupo, Yo y mi ignorancia decidimos comernos un cuarto de pollo a la brasa con sus abundantes patatas en la pollería el Rey Brasero. Estaba delicioso.

Llegada al aeropuerto
En el restaurante tardaron bastante en servirme. Aunque estaba muy cerca de la agencia, al final tuve que salir corriendo con una patata asada en la boca. A punto estuve de no llegar a tiempo a mi vuelo vespertino. Mis compañeros de vuelo eran una pareja joven brasileña y el padre de él. Nos recogieron a todos en una furgoneta y nos fuimos para el aeropuerto.

Estuvimos esperando cerca de media hora en la sala de espera hasta que estuvo todo preparado. Fuimos andando por la pista y nos subimos en la avioneta. Desde fuera era como de juguete, parecía mentira que esa hojalata pudiera volar. Por la distribución de peso a mí me tocó en los asientos de atrás con la chica brasileña. Nos pusieron uso cascos y a través de ellos podíamos ir oyendo las indicaciones del copiloto, que hizo las veces de guía. Para facilitar la visita nos dieron un mapa con la localización de los geoglifos y la ruta que íbamos a seguir. Pronto descubrí que mi compañera de asiento tenía miedo a volar, pero por amor a su esposo se hace lo que haga falta.

El vuelo sobre la llanura de Nazca
Las líneas más famosas y espectaculares son las gigantescas figuras que representan animales y plantas, algunas con una envergadura de más de 100 metros. Estos dibujos están hechos con un solo trazo. Sin embargo, lo que más me llamó la atención es ver la enorme cantidad de formas geométricas (triángulos y rectángulos) y las kilométricas líneas rectas que plagan toda la llanura de Nazca. No me extraña que los aficionados a los extraterrestes hayan interpretado esta maraña de líneas como un claro mapa de señales de aterrizaje para OVNIs venidos desde “alpha centauri”.

Pensaba que 30 minutos de vuelo era una ridiculez, pero después de 5 minutos entre el calor, la marejada de pollo a la brasa en mi estómago y las inclinaciones de 45 grados a cada lado para que los turistas pudieran sacar fotos perfectas, ya tenía suficientes líneas de Nazca para tres vidas. Mi compañera no lo estaba pasando mejor, su acto de amor le estaba pasando factura, estaba pálida y sus manos agarrotadas de la tensión.

El resto del tiempo del vuelo estuve sacando fotos con mi móvil con una mano y con la otra dando aire a mi compañera con el mapa de llanura de Nazca. Todavía estoy alucinando por haber podido sacar alguna foto en la que se viese algo. Aún con todo, ver estas líneas ancestrales desde el cielo fue una experiencia increíble, aunque me falto poco para echar hasta la primera papilla.

Los acueductos de Cantalloc
Tras aterrizar y comprobar que mi compañera brasileña regresaba a la vida, volvimos a la ciudad. Todavía tenía toda la tarde para seguir descubriendo que hay que ver en Nazca. Pagué un taxi y me acerqué a visitar los acueductos de Cantalloc que se encuentran a unos 4 km del centro de la ciudad. Este sistema de canalización pertenece a la cultura nazca (200 dC – 700 dC) y algunos de ellos están todavía en funcionamiento.

Los acueductos están formados por canales construidos bajo tierra con piedra y maderas que facilitan el filtrado del agua subterránea. Cada pocos metros existen pozos de ventilación con forma espiral que le dan a esta maravilla de la arquitectura hidráulica su aspecto único. No había visto cosa igual en mi vida. La entrada a los acueductos también incluye la visita a los sitios arqueológicos de “Las Agujas”, “El Telar” y “Los Paredones“. La guarda del acueducto me comentó que no estaban muy lejos y como todavía tenía tiempo decidí ir andando para visitarlos.

Otros sitios arqueológicos
Pasear por la campiña de Nazca podría parecer a priori un plan estupendo, pero hacerlo a las 4 de la tarde con toda la calorina y pasar por algunas barrios desangelados bajo la mirada inquietante de los lugareños quizá no fue la mejor idea. En mi paseo crucé por un campo de cactus que me llamó la atención. Era un campo de producción para el cultivo de la cochinilla, un insecto parásito de los catus del que se obtiene un colorante rojo para cosméticos y tintes naturales.


En mi paseo me perdí los geoglifos de “Las Agujas”, que corresponden a unas formas geométricas triangulares, pero llegué hasta «El Telar». Este geoglifo es una cuadrícula de líneas y una espiral. Aunque no es tan espectacular como las que puedes ver en la llanura, puedes ver las líneas de cerca. En cualquier caso esta completamente prohibido tocar o pasearse por las líneas. Andar por ese paisaje y con el calor que hacía me hizo imaginarme lo loca que la gente pensaría que estaba Maria Reiche barriendo las líneas de la llanura de Nazca. Por un momento un arqueólogo descubriendo una civilización misteriosa, eso sí, al borde de un golpe de calor.

Antes de regresar a Nazca paseé por “Los Paredones” unas antiguas ruinas del periodo inca. Después de haber estado en Cusco este sitio arqueológico no era tan impresionante, pero lo que me llamó la atención es que los alrededores estaban llenos de agujeros de los saqueadores de tumbas que no habían dejado ni una intacta.

Consejos para la visita a Nazca
Después de andar por el polvoriento paisaje de Nazca, llegué al centro de la ciudad. Me dirigí al primer bar que encontré y me tomé dos cervezas frías seguidas. No sé qué poder medicinal tiene este bebedizo cuando estas sediento y muerto de calor, pero es mano de santo. Tras cenar un ceviche, me subí a las 10 de la noche al autobús para Arequipa y como un bendito caí en un profundo sueño. Pese a que no vi ningún OVNI, disfruté un montón en mi visita exprés a Nazca.

Después del día tan intenso llegué a varias conclusiones. Además de las líneas hay más sitios interesantes que ver en Nazca. Es conveniente que contrateís los servicios de un taxi para que podaís visitar por vuestra cuenta los otros sitios arqueológicos de una forma cómoda y segura. Si finalmente decidís contratar una excursión para sobrevolar la llanura de Nazca, ya sea por disfrutar de las milenarias líneas o por amor, que sea por la mañana y con el estómago ligero.
Nazca. Perú. Noviembre 2018.
Si os ha gustado esta historia y queréis seguir leyendo más aventuras de mis viajes por esos mundos de dios, suscribiros al blog del Microbiólogo Viajero. Podéis hacerlo al final o en el lateral de esta página. Gracias por leerme.
Wow¡¡ creía que solo se podían ver las líneas y me equivocaba. Querido investigador de las señales de alpha centauri, ya me has metido el gusanillo de viajar a Nazca en cuanto sea posible, eso si, no pienso comer nada antes de hacerlo. Veo que no dejas de zampar ni aun haciendo acrobacias aéreas . Me he quedado loca con los acueductos, me parecen impresionantes, pero claro las líneas de reticulín eclipsan cualquier cosa. Me ha encantado tu relato de Nazca. Pasa muy buena semana
Hoy más que nunca mis recuerdos por la llanura de Nazca me ha sacado de mi enclaustramiento mental por el covid19. Pese al infernal, aunque seguro viaje en avioneta, las líneas son una maravilla y nos asombran. Es increíble lo que la determinación humana es capaz de crear. Ojalá fuese así para todo. Sé que me repito más que un revuelto de ajos, pero para mí Perú es el destino definitivo.. feliz semana compañera bloguera.
Fantásticas las fotos de las líneas de Nazca a pesar de que según tú fueron hechas «de aquella manera». Están genial. Que hayan puesto la panamericana en medio de todo eso……………en fin pilarín.
Los acueductos, preciosos.
La forma espiral tiene mucho de infinita y misteriosa. Bueno, todo el pasado remoto es misterioso, incluída la señora de la escoba aunque sea del pasado más reciente. jeje.
Opino como Bea, no paras de zampar, alucino que ni con el vaivén de la avioneta se te quiten las ganas. Genio y figura, jajaja.
Muy ameno el post e interesante. Un soplo de línea fresca en medio de este sin vivir que nos rodea.
Saludiño.
Pues te juro que las hice con el móvil, pero bueno que el Photoshop hace maravillas. Ahora no creo que permitieran semejante tropelías en la llanura de Nazca por muy Panamericana que sea la carretera. Pues mis ansias calóricas casi terminaron por causar una tragedia en las alturas, menos mal que aterrizamos a tiempo. Me alegro que hayas disfrutado con mi historia y gracias por leerme . Yo también estoy hasta las líneas de tantos sin vivires. Que todo termine pronto Un beso Luisa
Leo tu comentario con un poco de retraso, pero leído. Si…………..muchos sin vivires.
A un mes de tu comentario, ya ves que esto no tiene pinta de terminar pronto. En fin, mientras no termina, que nos sigamos leyendo.
Besos.
No te preocupes Luisa, muchos animos!! Que nos leamos y que sigamos en contacto en las redes. Un beso.
Ánimos para tí también y besos mil, sin mascarilla pero sin infección. 🙂
Tenía el mensaje en el spam. Eso protección ante todo….
Si, en los tiempos que vivimos, ante todo protección 🙂