
A Arequipa se la conoce como la ciudad blanca del sur de Perú y destaca por su arquitectura colonial. Su apodo se debe a la sillería blanca de origen volcánico que se ha utilizado en la construcción de sus edificios y que proceden de los volcanes que rodean la ciudad. El más imponente de ellos es el volcán Misti, con una altura de 5820 metros, a los pies del cual se extiende la maravillosa ciudad de Arequipa.
Arequipa, la ciudad blanca del sur de Perú, bien merece al menos un par de días para visitar sus fantásticos atractivos turísticos, como el sorprendente museo Santuarios Andinos o el monasterio de Santa Catalina de Siena, una mini-ciudad escondida dentro del corazón de Arequipa. Independientemente de estos lugares turísticos, perderse entre sus edificios coloniales y disfrutar de la gastronomía local es toda una delicia. Además, Arequipa es la base ideal para organizar la visita al cañón del Colca. Este cañón es el segundo más profundo del mundo y hoy todavía en él se puede disfrutar del vuelo de los cóndores.

Llegada a Arequipa
Arequipa, la ciudad blanca del sur de Perú, se encuentra a unos 600 km de Nazca (8 horas de viaje). El día anterior en una visita exprés había puesto a aprueba mi poderío estomacal, manteniendo a raya un sabroso pollo asado mientras sobrevolaba las enigmáticas líneas de Nazca. Sin hacer noche, tomé un autobús nocturno y llegué a Arequipa con los primeros rayos de luz de la mañana. Aunque la frase anterior suene bucólica, terminé reventado por el viaje durante toda la noche. Los autobuses son muy cómodos, con asientos reclinables que son casi como una cama, pero me pasé toda la noche en un estado de duermevela. Quizá el día anterior tuve demasiadas emociones.

El autobús llegó al terrapuerto (curioso nombre con el que se conoce las estaciones de autobuses en Perú) y de ahí busqué un taxi que me llevase a la ciudad. Pregunté por el precio al taxista y me subí. Al mirar por la ventanilla vi en un cartel el precio oficial estipulado y tras hacérselo saber al taxista, tuvimos que proceder a un ajuste presupuestario ¿Por qué el gremio de los taxistas siempre intenta estafar al turista?, siempre somos carne de cañón. No es por la cantidad de dinero que nos supone, es más porque intenten aprovecharse de uno.

En fin, el resto del trayecto en taxi fuimos sin mediar palabra hasta llegar a las proximidades de la plaza de armas donde me bajé. De ahí con mi mochila busqué el Hotel Los Andes Bed & Breakfast, un alojamiento con un ambiente muy agradable, un buen desayuno de buffet, habitaciones limpias y convenientemente situado en el centro de la ciudad.

La plaza de armas de Arequipa
Tras una ducha reparadora, en la que me desprendí de todo el polvo de Nazca, me lancé a la calle a conocer la ciudad. Mi primera parada fue la plaza de armas. La plaza de armas de Arequipa, la ciudad blanca del sur de Perú, es un sitio muy agradable desde el que se puede ver como fluye la vida en la ciudad. Tiene una zona ajardinada con su fuente en el centro y la impresionante catedral de piedra blanca en uno de los laterales. Todo el recinto está rodeado de unos soportales de dos pisos. Los soportales están llenos de agencias de viajes y restaurantes.

No había probado bocado desde la noche anterior, así que decidí sentarme a desayunar en la plaza. Uno de los muchos cazaturistas me recomendó el Restaurante La Bóveda, un sitio muy agradable que estaba en el segundo piso de los soportales y que tenía unas vistas impresionantes desde el que se intuía el volcán Misti asomándose por detrás de la catedral. Mientras desayuné decidí que lo primero que visitaría en Arequipa, la ciudad blanca del sur de Perú, sería el Museo Santuarios Andinos.

Museo Santuarios Andinos
En Arequipa, la ciudad blanca del sur de Perú, se encuentra el Museo Santuarios Andinos, uno de los museos imprescindibles para adentrarse en la tumultuosa historia de Perú. Para conocer los horarios y precios se puede consultar su página web. Este museo es fascinante y siniestro a partes iguales, ya que nos acerca a las ceremonias incas en las que se practicaban sacrificios humanos. El museo alberga los restos de la famosa momia Juanita dentro en una urna con temperaturas bajo cero para su conservación. Es una visión que no os dejará indiferentes. El museo tiene otras momias encontradas en las montañas y de vez en cuando sustituyen a Juanita por éstas por motivos de mantenimiento. No es posible hacer fotos en el museo.

Juanita fue uno de los múltiples sacrificios humanos que los incas realizaban a los dioses de las montañas (Apus) para aplacar su ira. En casi todas las grandes montañas se han encontrado momias, lo que indica que era una práctica frecuente en la época inca. La momia de Juanita, también conocida como “la niña de los hielos”, fue encontrada en la cima del Ampoto a 6300 metros de altura en un perfecto estado de conservación. Juanita fue sacrificada con 13 o 14 años en el 1450 d.C. Esta niña fue llevada desde Cuzco hasta la cima del Ampoto para ser sacrificada con un golpe en la cabeza. Juanita era una niña sana que posiblemente fue elegida desde su nacimiento para este menester, ya que se encontró en su mano su cordón umbilical. Desde luego el mundo inca daría para unas cuantas películas de terror.

Después de pasar por el museo Santuarios Andinos y dar mis respetos a Juanita, salí a comer al restaurante Hatunpa. Este restaurante peruano pequeñito y acogedor estuvo a la altura de mis expectativas. Me pedí una de las especialidades locales, el rocoto relleno, que consiste en un chili relleno de carne muy sabroso. Lo acompañé de una cerveza Arequipeña. Mientras esperaba que me trajeran la comanda aproveche a aprender, del mantel de papel del restaurante, como se dice patata en 100 idiomas diferentes. Como nota de cultura general he de deciros que «patata» en islandés se dice “kartafla”.

El Monasterio de Santa Catalina de Siena
Cerca del restaurante se encontraba la entrada del Monasterio de Santa Catalina de Siena, otra de las atracciones turísticas de Arequipa, la ciudad blanca al sur de Perú. Para mirar los precios y horarios de apertura podéis consultar su página web. Quizá podáis pensar que visitar un monasterio no es nada excitante, pero el Monasterio de Santa Catalina de Siena es diferente a cualquier otro que hayáis visitado.

El Monasterio de Santa Catalina fue fundado en 1579 y ocupa cerca de 20.000 metros cuadrados. Inicialmente en el monasterio entraban las hijas de familias adineradas y disponían de sirvientes. Las monjas ocupaban casas individuales que no les faltaba de nada. Un concepto de servicio a Dios bastante diferente de los tiempos en los que vivimos ahora. Actualmente todavía existe una pequeña comunidad de monjas que viven aquí de una forma mucho más humilde.

Al entrar en el monasterio tienes que pagar, además de la entrada, los servicios de un guía para que te lleve por las diferentes secciones del monasterio y te cuenten su historia. La verdad es que merece la pena. El monasterio es como una pequeña ciudad de arquitectura colonial con calles, plazas y jardines en su interior, separada del exterior por un imponente muro. Durante el recorrido atraviesas diferentes patios y visitas los alojamientos y estancias del monasterio.

Una vez terminada la visita puedes quedarte más tiempo si quieres y recorrer el recinto a tus anchas. Yo aproveché para tomarme un café en la cafetería que está dentro del recinto del monasterio y probar uno de los dulces que todavía hacen allí. En medio de la visita me quedé sin batería en el móvil, pero luego me dejaron volver a entrar para tomar fotos, todo un detalle.

De regreso al terrapuerto
El día por Arequipa, la ciudad blanca al sur de Perú, estaba resultando todo un descubrimiento. Tras finalizar en el monasterio de Santa Catalina, estaba atardeciendo y pude aprovechar para ver la plaza de armas con la iluminación nocturna. La catedral lucía majestuosa, todo un espectáculo.

Era ya muy tarde y todavía estaba intentando organizar mi visita al cañón del Colca por mi cuenta. No había forma de contactar por teléfono con las compañías de autobuses que iban a Cabanaconde, que es el pueblo desde el que parten todas las rutas de senderismo por el cañón. Finalmente, decidí ir de nuevo al terrapuerto en taxi para conseguir reservar un billete y asegurarme de los horarios. Cuando llegué, tuve que recorrerme todo el terrapuerto hasta que encontré las compañías que iban a Cabanaconde. El viaje fue en balde porque no conseguí reservar el billete. El encargado de la compañía de autobuses estaba cerrando el mostrador y me dijo que volviera al día siguiente.

Al día siguiente me planté a primera hora de nuevo en el terrapuerto, pero resultó que el autobús había tenido una avería gorda y no se sabía cuándo iba a salir. Menos mal que encontré una combinación de trayectos alternativos para llegar a mi destino. Adaptarse o morir… En fin, entre tanta ida y vuelta al terrapuerto, el taxi me costó más caro que el billete a Cabanaconde. Eso sí, no me volvieron a engañar con el precio del taxi, aunque lo intentaron de nuevo.

Arequipa. Perú. Noviembre 2018. Si os ha gustado esta historia y queréis seguir leyendo más aventuras de mis viajes por esos mundos de dios, suscribiros al blog del Microbiólogo Viajero. Podéis hacerlo al final o en el lateral de esta página
Que buen paseo por Arequipa, precioso pueblo blanco, aunque en las fotos se ve tb mucho color. Lo que más envidia de todo nos ha dado es sentarse en algún bar perdido y pedir una cerveza fría del lugar, esta costumbre la tenemos nosotros tb bueno y si es acompañada de una buena comida local… mejor que mejor.
Tenéis razon, con las fotos cualquiera diría que Arequipa es blanca. La ciudad en general tiene todos los edificios blancos en la que se ve la piedra de sillería. Lo que pasa es que el interior de los patios suelen utilizar los rojos y azules vivos. El interior del monasterio usan también esos colores. Disfrutar de la gastronomía y la cerveza local siempre es una maravilla. Un beso y feliz semana.
Que buena pinta Arequipa. Siempre me quedará la duda de si teníamos que haber ido…….pero no se puede ver todo…..qué pena¡
Bueno, así tenéis la excusa perfecta para volver al maravilloso Perú.
Será llamara la ciudad blanca del sur pero tiene rincones de lo más coloridos!! Me he quedado con la intriga de saber cómo era Juanita, así que he tenido q buscarla en Internet, impresionante el estado de conservación!! Me ha gustado mucho tu recorrido por Arequipa y tus idas y venidas con los taxistas ya sé que da rabia, pero al final uno termina siendo condescendiente y pagaaa Un besote y pasa muy buen finde
Si tenía que haber llamado la entrada Arequipa la ciudad de los rincones de colores. Juanita debió ser una niña preciosa, pero después de 600 años le hace falta una mano de chapa y pintura, como los personajes de la muerte os sienta tan bien . Cuando viajo siempre asumo que soy carne de timo para no estar todo el rato llevándome disgustos por ser engañado. Eso sí, Intento que no sea excesivo, por eso esta vez que era tan obvio no me resisti a no quejarme. Pero vamos que unas cuantas generaciones de familias de taxistas del mundo tienen una foto mía en el salón de casa en agradecimiento a las carreras en taxi pagadas.
Despues de haberte acompañado virtualmente en tus aventuras doy fe de que tu poderío estomacal está harto probado. Jaja.
La historia de la pobre Juanita me ha dejado pará y no voy a rebuscar en la web para ver a la pobre niña como ha hecho una amiga curiosona. :). Ay, después hablan de la barbarie española, que gracias a ella conocieron como es vivir como dios. Jjjjjj.
A primera vista la Plaza de Armas es super parecida a la de Santiago de Chile, fuente y catedral al fondo. Me encanta esa nocturna con un embrujador ambiente.
Por cierto, el restaurante ese de los arcos también es muy tentador. No me extraña que volvieras a hacer otro test de poderío. 🙂
Un placer la visita e historias.
Bueno, mi estómago de vez en cuando me da algún que otro susto. Entre los incas y los conquistadores españoles me parece que el siglo XVI en Perú debió ser de miedo. La plaza de armas de Arequipa es preciosa y de noche con las luces le da un toque mágico. Sé que soy poco creíble porque todas las comidas me parecen increíbles, pero Arequipa desde el punto gastronomico es increíble. Ya os contaré en las siguientes entradas. Un beso y muchas gracias por leerme.