Cajamarca. Perú. Octubre 2018.

El 15 de Noviembre de 1532 Francisco Pizarro llega a Cajamarca acompañado de 168 hombres. Casi 486 años después el microbiólogo viajero hace su aparición en la misma ciudad donde el conquistador extremeño cambió el rumbo de la historia de Perú para siempre. Mi paso por la ciudad no dejó marca como la del Sr. Pizarro, pero conocer un pedazo de Historia de primera mano, hizo mi estancia en Cajamarca de lo más interesante.
Después de este párrafo tan teatrero, no os voy a dejar con las ganas de que conozcáis esta historia llena de muertes, traiciones, venganzas amorosas y misiones evangélicas, que supuso el comienzo del fin del imperio Inca. Hoy en día desde luego, la ciudad vive tranquila y con un ambiente muy diferente de aquellos tumultuosos días del pasado.

Cuando Pizarro llegó a Cajamarca encontró una ciudad desierta. Los cerca de 40000 soldados de Atahualpa descansaban en Pultumarca no muy lejos de Cajamarca, donde se encuentran las aguas termales que actualmente se conocen como el Baño del Inca (ver entrada anterior). Atahualpa acababa de vencer a su medio hermano Huáscar por el control del imperio inca. Pizarro mandó una comitiva para invitar a Atahualpa a Cajamarca con aviesas intenciones. Éste aceptó la invitación acudiendo con 6000 sirvientes escasamente armados. Los incas jamás creyeron que el escaso número de españoles podrían suponer una amenaza, subestimando sus espadas, caballos y cañones.

La comitiva inca se encontró con Pizarro en la actual Plaza de Armas de Cajamarca. El misionero Vicente de Valverde intentó que Atahualpa rindiese pleitesía al rey español y convertir alhereje biblia en mano. Sin embargo Atahualpa, al que sólo le faltó hacerle una peineta inca al fraile, declinó la oferta y despreció las sagradas escrituras lanzando la biblia con violencia al suelo. Los españoles no necesitaron más señales para masacrar a los incas, apresando finalmente a Atahualpa.

El rey inca ofreció un rescate a los españoles por su libertad, que consistía en llenar una habitación con objetos de oro una vez y con objetos de plata dos veces. Los objetos fueron traídos desde diferentes puntos del imperio. Se calcula que para pagar su libertad se trajeron 6000 kilos de oro y 12000 kilos de plata. Todos los metales fueron finalmente fundidos. Se estima que el valor del rescate fue de 180 millones de dólares, eso sin contar el valor artístico que se perdió inevitablemente al fundir el metal.

Con o sin rescate, Pizarro parece ser que nunca tuvo intención de liberarlo. Aprovechando los rumores infundados sobre una conspiración para la liberación de Atahualpa y acabar con los españoles, Pizarro llevó a juicio al rey inca. Parece que estos rumores fueron difundidos por Felipillo, el traductor de Pizarro que estaba enamorado de una de las mujeres de Atahualpa y al que Pizarro prohibió cualquier tipo de acercamiento para evitar la ira del rey inca.
Los despechos amorosos son poderosas fuerzas que pueden mover montañas si hacen falta, en el siglo XVI y en la actualidad. Visto lo visto, y dada el gran éxito que tuvo en dispersar “fake news”, el tal Felipillo podría haberse ganado la vida como tertuliano en algún programa de la prensa del corazón de los del siglo XXI. En fin, que el rey del imperio inca tenía todo en su contra y terminó condenado a muerte. Los españoles se quedaron con todo el oro y la plata.

Inicialmente se condenó a Atahualpa a morir en la hoguera, pero la tradición inca obliga que los cuerpos sean enterrados. Al final, en un acto de “clemencia” y tras aceptar ser bautizado, posiblemente con gran regocijo por parte del fraile Vicente de Valverde, se tuvo a bien que muriese estrangulado con el garrote. Tras la muerte de Atahualpa, la conquista de Perú no fue especialmente complicada. Las huestes de Pizarro, aunque eran escasas en número, encontraron muchos apoyos entre los pueblos precolombinos sometidos por los incas y los seguidores de Huáscar. Así que todo fue coser y conquistar.

En mi última mañana en Cajamarca salí del Hospedaje Azucenas (http://www.losjazmines.pe/index.php/es/) donde me alojaba para visitar los sitios históricos. La Plaza de Armas estaba muy tranquila. Mientras un operario estaba limpiando la fuente del centro de la plaza, algunos paisanos estaban viendo la vida pasar sentados al sol en los bancos. Esta escena de la vida cotidiana era bastante diferente de los acontecimientos sangrientos de hace 500 años. El único punto discordante, que rompía este ambiente tan bucólico, era un mitin político. El político de turno para crear ambiente se había traído unos cuantos colegios para tener público abundante. No me acerqué mucho para que la presencia de un tocayo de Pizarro no les aguara el evento.

En uno de los laterales de la plaza se encontraba la catedral de Cajamarca con su fachada ricamente ornamentada. El edifico no está exento de picaresca, ya que nunca se llegó a finalizar. Se ve claramente que le faltan las torres y la parte superior de la fachada. Los edificios terminados tenían que pagar impuestos a la Corona de España. En otra esquina de la plaza se encuentra la iglesia de San Francisco que preside un bonito patio y esconde unas catacumbas que pueden visitarte. Sin embargo, esa mañana no estaba muy de humor para ver osarios, con el de Lima ya había tenido suficiente (ver entrada anterior).

A continuación me dirigí hacía el otro sitio singular de esta historia, el cuarto del rescate, que no quedaba muy lejos de la Plaza de Armas. El sitio en cuestión es el único edificio inca que ha quedado en pie en Cajamarca y no es que tenga nada de particular, excepto hacerse una idea de los que debieron ocupar 18000 kilos de metales preciosos.

Como todavía me quedaba tiempo, me acerqué hasta el Complejo de Belén, que incluyen una antigua iglesia y hospital, situados próximos al museo etnográfico. La entrada está incluida en el precio del cuarto del rescate, pero hay que visitar todo el mismo día. Quizá lo más llamativo de esta visita fueron los edificios en sí, que siguen el mismo criterio de picaresca al estar sin terminar y el sincretismo en la decoración. En esa época se mezclaban motivos nativos, tales como plantas e imágenes indígenas con lo religioso. La intención era acercar a los lugareños al mundo católico, apostólico y romano, conciliando ambos mundos.

De hecho en la fachada del museo etnográfico, antiguo Hospital de las Mujeres, existen dos imágenes femeninas con el torso desnudo con 4 pechos cada una. Parce ser que en una localidad próxima a Cajamarca se encontraban mujeres que presentaban estas características.

Para terminar esta mañana tan histórica y cultural, me fui a comer al Restaurante Salas (ver sitio web), muy popular entre la gente local. Me pareció que era el momento adecuado para comerme mi segundo cuy en Perú, el plato tradicional andino a base de cobaya. Sin embargo, esta vez no estaba tan bueno como el que probé en Huaraz y se me hizo un poco bola.

Se me estaba haciendo tarde y tenía que recoger mi mochila para continuar viaje. Paré un motocarro y me fui para el aeropuerto. Si, aunque os parezca increíble este despilfarro, esta vez no iba a disfrutar de los encantos de los autobuses nocturnos. Mi siguiente destino era Cusco y las distancias eran demasiado largas para viajar en autobús. Además, cuando estuve el día anterior en las Ventanillas de Otuzco no encontré el pasadizo mágico que comunica Cajamarca con Cusco (ver entrada anterior), así que no me quedó otra que usar los medios de transporte tradicionales como cualquier otro turista más.

Llegué por la tarde noche a Cusco y me esperaba un taxi que había reservado a través del hotel en el que me iba a alojar. Posiblemente existan formas más baratas de llegar a la ciudad desde el aeropuerto, pero estaba cansado y no tenía ganas de más aventuras. Después de dejar mis bártulos, todavía me animé a acercarme a la plaza de armas de Cusco. Mi hotel no estaba excesivamente lejos de allí.
Notaba la altura y la falta de aire al caminar. En la plaza me encontré un espectáculo de bailes folclóricos. Las chicas bailaban pegando saltos y moviéndose sin parar, me fatigaba sólo con verlas. Me sentí afortunado y aliviado de ser un vulgar microbiólogo y no tener que ganarme la vida como bailarín de jotas riojanas en Cusco. Después de ver semejante baile agotador, me fui a dormir al hotel.

Al igual que Pizarro después de su periplo por Perú, por fin había llegado a Cusco, la capital del imperio Inca.
Si os ha gustado esta historia y queréis seguir leyendo más aventuras de mis viajes por esos mundos de dios, suscribiros al blog del Microbiólogo Viajero. Podéis hacerlo al final o en el lateral de esta página. Gracias por leerme.
Estupendo!
Muchas gracias por leerme!!
Bueníiiiiisimo lo de Felipillo¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡
Es que los males de amores es lo que tienen
Que arte tienes contando la historia jajaja podría ser aburrido pero lo haces ameno y divertidísimo! Nos hemos reído muchísimo! En esta ocasión echamos en falta la aventura y acción a la que nos tienes acostubrados pero a cambio hemos aprendido un montón que viene muy bien! veremos en cusco… que te aguarda… Curiosísimo lo de las iglesias inacabadas! se hace raro verlas sin torre pero… ni tan mal quedan! mmmm… seguimos sin ver lo de comer coballitas… ains, es que tuvimos unas cuantas… pobres… Saludos!!! y un besazoooo!!
Me alegro que os hayais echado unas risas con la entrada de esta semana
Bueno los aventureros tambien tenemos días aburridos . A ver si con las crónicas de Cusco os saco mi lado más Indiana. Un beso y gracias por leerme.
Por dios otra vez cui nooo, pero como no se te va a hacer bolaHe tenido problemas para encontrarte en wordpress, ya está haciendo de las suyas. Me ha encantado la historia, vaya con el felipin y pobre Atahualpa. No sabía lo de las iglesias inacabadas y los impuestos, que buena idea. Un beso y pasa muy buena semana
Hola, gracias por tus comentarios. La verdad es que no hay dos sin tres, y probé una vez más el cuy. Pero ya os lo contaré. Vamos a tener que quedar en mi casa o en la tuya y ver lo del wordpress. A mi me sale en la sección de lectores, pero quizá no a todo el mundo. En fin, me alegro que te haya gustado la historia aunque venia con cuy incluido. Un beso y feliz semana para ti también.
Lo del wordpress, el hosting, el seo y todo lo que rodea el blog desde el punto técnico es una pesadilla pero quien ha inventado algo tan retorcido¡¡ Cuando quieras lo vemos, pero hay algo mal, te lo digo. Me ha encantado la historia como siempre, pero el tema del cuy, ostras, yo no tuve estómago y ya sabes porqué… Buena semana
¡Anda que no me acabo de reir! Te veo tirado a la ironía y la desdramatización, incluso habiendo episodios dramáticos. Pero……..no más dramáticos que los que pasaban aquí en la misma época.
Que te vayan a recoger al aeropuerto, estación de tren, autobus o lo que sea, sienta de lujo, así que te aplaudo (es para no sentirme culpable cuando lo hago, jaja)
Yo te recibo en Lector y gracias a ello te leo. 🙂
Se avista el finde, ¡a disfrutar!!!
Muchas gracias Luisa por leerme y por informame que aparezco en el lector. Sigo haciendo algunos ajustes en la página.
Esta semana quería contar la historia de Pizarro pero que fuese entretenida, para no aburrir con una ristra de datos históricos. Jamás me gustó la Historia, siempre he sido un chico de ciencias. Curiosamente con los viajes se me ha despertado la curiosidad por esta asignatura pendiente. Como me apena no acordarme de todo eso que estudiabamos sobre la conquista de Ämerica. No es lo mismo que te lo cuenten a que estés en el lugar in situ, cierres los ojos y sientas las vibraciones mientras imaginas todo lo que pasó.
Puede parecer lo contrario, pero aunque voy de «surviver», soy bastante marquesito, lo que pasa es que me camuflo…. jejeeje.
Un beso y feliz fin de semana.
Tenemos muchas coincidencias. Me horrorizaba y martirizaba la historia. Aquel conjunto de datos y fechas que no les ves sentido en la temprana adolescencia, ahora lo añoras y te encantaría recordar mucho más de lo que recuerdas. Entonces estudias lo que no estudiaste entonces. Para mi indagar y profundizar en todos esos aspectos ahora me produce mucha curiosidad y a menudo me sorprendo con los hallazgos. ¡Quien me iba a decir que disfrutaría con eso!
Me encantó lo de marquesito, quizá haya que llamarte el marqués de los bichitos
Feliz finde marquesito.