Phonm Pehn, una nochevieja diferente

Phonm Pehn. Camboya. Diciembre 2016.

Los españoles somos seres muy familiares y solemos pasar las Navidades juntos. En estos días tan entrañables ponemos a prueba nuestros niveles de tolerancia familiar y nos pegamos varias sesiones pantagruélicas de comidas hipercalóricas, todo gracias a ese espíritu navideño que nos invade y que hemos mamado desde niños. Es cierto, que con el tiempo y las circunstancias de cada uno, vamos perdemos este espíritu que nos hace juntarnos en estas fechas, pero la mayoría seguimos fieles a nuestras tradiciones y recorremos cientos de kilómetros para poder estar unos días juntos. Una vez al año no hace daño…

Monumento de la independencia de Phnom Penh en cuya construcción se ha usando el estilo de los templos de Ankor.

Yo siempre he pasado la navidad con mi familia, excepto dos veces por temas laborales. La primera cuando estaba haciendo mi post-doctorado en Nueva York y la otra, más recientemente, cuando estuve trabajando para la Organización Mundial de La Salud (OMS) en su oficina de Phnom Penh en Camboya. En ambos casos, las navidades fueron diferentes y desde luego muy especiales. Ahora que ha pasado el año nuevo, he estado viendo las fotos de aquellas navidades y me ha venido a la mente la nochevieja que pasé en Camboya.

Estatua del rey padre Norodom Sihanouk al atardecer en Phnom Penh.

Phnom Penh es la caótica capital de Camboya. En general los turistas pasan muy poco tiempo en ella y únicamente la cruzan en su peregrinación hacia los magníficos templos de Ankor Wat en el norte del país. La primera impresión de esta ciudad es que es un sitio sin encanto, llena de tráfico y ruido  y con pocos atractivos turísticos. Aun así, el Museo Nacional de Camboya y el recinto del Palacio Real son visitas que ningún turista debería perderse.  Existe también la posibilidad de adentrarse dentro de la oscura historia de Camboya durante el periodo de los Jemeres Rojos, visitando la prisión S-21  donde se interrogaba y torturaba a los prisioneros, y los campos de la muerte (Killing Fileds) en Choeung Ek, para conocer de primera mano las atrocidades que ahí se cometieron. Creo que merece la pena visitarlos para que este genocidio no caiga en el olvido, pero os puedo asegurar que no va ser una visita agradable.

Monumento a la familia.

No quiero pasar por alto que Phnom Penh tiene una vibrante vida que merece ser conocida y que está en constante evolución. Si se explora con más detenimiento se puede descubrir que esta ciudad está llena de restaurantes, bares y hoteles donde disfrutar de la gastronomía Khemer y tomarse unos cócteles. En Phonm Penh descubres que hay vida más alla de los Gin Tonics de Madrid y que puedes pedir combinados sin mirar el color de los números de tu cuenta corriente.

Uno de los bares con encanto de Phnom Penh para tomarse un cóctel.

Durante aquellas navidades, recuerdo alternar mis horas de trabajo con la parte lúdica, descubriendo esta ciudad asiática que tiene tanto por ofrecer. Uno de los días dimos una vuelta en barquita por el río Mekong y vimos atardecer desde el centro del río. Es una actividad que recomiendo hacer sin duda.

Atardece en el Mekong.

La excursión dura alrededor de un par de horas y puedes ver la ciudad desde otra perspectiva. En la barquita sentimos el alivio del calor asfixiante de la ciudad, con la brisa del aire en la cara y una cerveza en la mano, viendo como el cielo se encendía detrás de la silueta del Palacio Real de Phnom Penh. Un momento bastante alejado del concepto de navidades blancas que tenemos en Europa, pero desde luego con mucho encanto.

Capitán del Mekong.

La familia de mi compañera francesa de trabajo había venido a pasar las navidades con ella. Aquella nochevieja como estaba sólo me invitaron a acompañarles a cenar y fuimos todos juntos a un restaurante de Phonm Penh. Su familia se alojaba en el Hotel Plantation (ver sitio web), un hotel con mucho encanto situado en mitad de la ciudad.

Puesta de sol tras el Palacio Real

Con motivo de las Navidades, todo el hotel estaba decorado con luces y adornos que parecía salido de un cuento de hadas.  En la entrada tenían un pequeño estanque con un árbol en el centro, del que colgaban estrellas y guirnaldas de luces. No perdí la ocasión de sacarme una foto en un sitio tan mágico.

Hotel Plantation durante la Navidad.

Desde el hotel, nos fuimos al restaurante en una mototaxi (rickshaw) para celebrar la última noche del año.  En el restaurante sólo estábamos algunos extranjeros. Para la cena me decanté por uno de los platos típicos camboyanos, pescado Amok. Es un pescado envuelto en una hoja de plátano hecho al vapor con especias y salsas varias que fue una delicia. Pasamos una velada fantástica, aunque regresamos pronto al hotel.

Microbiólogo navideño.

Yo había comprado una botella de Moet Chandon para celebrar la entrada del año. Aunque parezca extraño, uno de los supermercados cerca de la casa en la que vivía tenía productos europeos y pude comprar esta botella tan “snob” y tan fuera de lugar en un país en vías de desarrollo.  Cuando vivía en EEUU, mi amiga Céline siempre me decía que en Francia hay que celebrar la entrada el año con un buen champán, así que para aquella nochevieja con mi compañera de trabajo y su familia francesa, me pareció lo más apropiado.

Proximidades del Palacio Real días antes del Año Nuevo.

En Camboya no se celebra la navidad y el fin de año occidental, pero aun así iba a ver una celebración cerca del río enfrente del Palacio Real. Nos habían aconsejado que no fuéramos por el tema de las aglomeraciones de gente y la seguridad. Mis anfitriones se querían quedar tranquilos en el hotel y sus niños estaban ya durmiendo, pero yo me resistía a enclaustrarme en mi apartamento. No era todavía medianoche, así que todavía tenía tiempo de llegar al río y celebrar la entrada del año rodeado de camboyanos.

Explanada frente al palacio real en Nochehvieja.

Las inmediaciones del Palacio Real estaban llenas de gente. Las familias habían extendido miles de esterillas sobre el suelo y estaban disfrutando de la noche comiendo pinchos de barbacoa y diferentes tentempiés. Había tanta gente que casi era imposible moverse por la explanada. Me crucé sólo con un par de extranjeros, que supongo que como a mí, nos había picado la curiosidad de ver cómo iba a ser esta celebración.

Comienza el año en Camboya.

Miré el reloj y quedaban 5 minutos para la entrada del nuevo año. Me acerqué todo lo que pude al río y esperé junto a cientos de camboyanos a que el reloj marcase la tan ansiada medianoche.  De repente, un cohete cruzó el cielo oscuro y explotó en una bola de color verde. A esta siguieron más cohetes y el cielo se llenó de luces de colores y voces de asombro de todos los que estábamos allí congregados. Estuvimos unos 20 minutos, hasta que el espectáculo pirotécnico terminó.  Habíamos entrado en el nuevo año, no había comido ninguna uva, sin reloj de la Puerta del Sol, rodeado de extraños e iba con una camisa de manga corta. Desde luego una nochevieja muy diferente a las españolas, pero me pareció que todo había sido muy emocionante.

Pirotecnia asiática en todo su esplendor.

Tardé bastante tiempo en poder salir de la explanada donde la gente seguía disfrutando del picnic nocturno.  No me sentía con ganas de volver tan pronto a casa, así que me fui para uno de los clubs de Phnom Penh a tomarme mi primer cóctel del año. Me encontré con más expatriados y al final entre trago y trago me dieron las mil, antes de regresar a mi apartamento.

El mundo hipster también ha llegado a Phnom Penh

Iba a meterme en la cama cuando me di cuenta que era casi medianoche en España. Saqué una cerveza fría de la nevera y me preparé mis doce uvas que había comprado en la misma tienda que el champán francés. Entre en mi portátil y busque la retrasmisión en directo de TVE en internet de las campanadas. Que ilusión, aun iba a poder entrar en el año al mismo tiempo que el resto de mis compatriotas. Gracias a la tecnología todos los españoles esparcidos por esos mundos de dios íbamos a poder seguir haciendo algo a la vez, como dice la canción de Mecano.

Mi apartamento camboyano.

Con la última uva y un trago de cerveza di la entrada al 2017 por segunda vez y de forma digital. Me fui a la cama y el día de Año Nuevo me levanté tarde sin ninguna prisa. De nuevo y gracias a la tecnología pude disfrutar de otro momento singular. Con una videoconferencia por Skype pude hablar con toda mi familia que se habían juntado a comer para celebrar el Año Nuevo.  Mi primo había conectado el portátil a la televisión y pude felicitar a mis padres, tíos y primos, casi a tiempo real. ¿No es maravilloso?

Vista de un nuevo año desde mi cama camboyana.

Este año las navidades las he pasado en casa y he disfrutado de la compañía de mi familia. Han sido unas navidades entrañables y las he disfrutado mucho, pero nada han tenido que ver con estas otras tan especiales y mágicas que pasé en Camboya.

Feliz 2017 digo… Feliz 2020.

Esta es mi primera entrada del blog de este nuevo año, pero no quiero terminarla sin desearos a todos, estéis donde estéis, un Feliz Año 2020. Deseo que ese año os traiga  a todos paz, amor, salud, nuevos proyectos y muchos, muchos viajes….

Si os ha gustado esta historia y queréis seguir leyendo más aventuras de mis viajes por esos mundos de dios, suscribiros al blog del Microbiólogo Viajero.  Podéis hacerlo al final o en el lateral de esta página.  Gracias por leerme.

12 comentarios sobre “Phonm Pehn, una nochevieja diferente

  1. Hola!!!!
    Feliz 2020 de nuevo.
    Me ha encantado tu Noche Vieja en Phonm Pehn. Muy chula. Además lo que tienen estas fiestas cuando estás fuera del pais y hacia oriente es que las puedes celebrar 2 veces como te pasó a ti. Muy divertido.
    Está bien saber que la ciudad tiene una visita más allá de los puntos fuertes que ya conocemos.
    Ahora vamos a ver si WP me permite subir el comentario.

    1. Gracias, Luisa. Me he acordado mucho de tu nochevieja en Grecia. Fuera de España es siempre muy especial, si tienes problemas me dices

  2. Cuando estaba escribiendo esta entrada me he acordado mucho de tu nochevieja en Creta. Desde fuera de España, se vive diferente y desde leugo que es inolvidable. Gracias por leerme y parece que si que ha entrado el comentario. Muchas gracias por avisarme, un beso.

  3. Que fuerte !!! Te envié la respuesta a tu comentario desde el móvil y se ha quedado pensando, dando vueltas a la ruedita de «entraré cuando sea». Así que no sé si piensa salir el comentario o no.
    Espero que el problema se resuelva. Personalmente los problemas informáticos me ponen mal de la cabeza, jajaja. ¡No puedo con ellos! Este va desde el portátil, a ver si va la cosa mejor.
    Saludos !!!

    1. Graciis Luisa, acabo de darme cuenta que todas las enradas que hice desde que mude la web se publica en mi web definitiva y en la temporal que me hicieron cuando hice el traslado, posiblemente sólo la definitiva es la que es funcional y en la que se pueden hacer comentarios. Espero solucionarlo pronto.

  4. Una despedida de Año diferente
    Me ha gustado
    Horacio te deseo un Buen Año lo mismo que a toda tu familia
    Besitos Bego

    1. muchas gracias Bego. ESpero que hayas disfrutado de tus navidades con tu familia y que el 2020 sea un año estupendo. Un beso.

  5. Que buen plan pasar la Nochevieja lejos de las zampadas españolas, veo q la tradición de las uvas no la dejas…reconozco que yo tampoco y me las comì el otro día. Por cierto sigo sin poder comentar el otro post, cuando vuelva a España, lo miro de nuevo. Pasa buena semana

    1. Tengo duplicadas las entradas, en mi web temporal y en la actual. Creo que solo se puede comentar en la actual. He contactado con los de webempresa para solucionarlo. Si vas a comentar, mira si hay algún comentario hecho ya en ese post. Que tengas buen viaje de vuelta taiwanesa.

Deja un comentario