Un día en la Reserva Nacional de Paracas

Visitar un día la Reserva Nacional de Paracas no dejará indiferente a nadie. Este recóndito lugar del mundo esconde las fabulosas Islas Ballestas y el paisaje desolador de la península de Paracas digno de cualquier película de ciencia ficción. Esta reserva es una prolongación del desierto de Atacama, el ecosistema más seco del planeta. Este lugar tan inhóspito ha sido escenario de algunos de los momentos más tumultuosos de la historia de Perú y aún guarda secretos de las culturas precolombinas que lo habitaron.

El 8 de septiembre de 1820 la expedición del general San Martín, el Libertador de Perú, desembarca en la bahía de Paracas. Éste será el comienzo de los eventos que terminarán con la proclamación de la independencia de Perú del reino de España. Casi doscientos años después, el microbiólogo viajero llega al Chaco (Paracas) desde Lima transportando su mochila con sobrepeso y  un objetivo más modesto, pasar un día en la Reserva Nacional de Paracas para conocer este lugar tan singular.

Microbiólogo escondiendo su nacionalidad delante del monumento a San Martín, el Libertador de Perú, en Paracas.

Viaje de Lima a El Chaco

El Chaco es un pequeño pueblo que se encuentra en la entrada de la Reserva Nacional de Paracas y de ella salen las excursiones en barco hacia las Islas Ballestas. La población de El Chaco se encuentra a sólo 260 km de Lima y es fácilmente accesible tras un viaje de 4 horas de autobús. Muchos turistas deciden alojarse en Ica como centro de operaciones y organizar una excursión de un día en la Reserva Nacional de Paracas, pero merece la pena quedarse al menos una noche en El Chaco para disfrutar de su ambiente tranquilo.

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Atardecer en la playa de El Chaco.

Aquel día y en mi afán de “slow motion travel”, al menos por un día, decidí no madrugar y salí de Lima a mitad de mañana para llegar a El Chaco por la tarde. Había reservado un par de noches en el albergue “Paracas Backpackers Home. Me encantó la terraza y los espacios abiertos del albergue. En general había un ambiente muy distendido y era fácil cruzarse con otros mochileros con ansias de entablar conversación.

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Barquitos pesqueros en el puerto de El Chaco.

Después de descansar e instalarme salí para reservar la excursión del día siguiente. Hay una gran oferta de agencias donde contratar una visita de un día en la reserva Nacional de Paracas. El paquete de la excursión incluye la visita a las Islas Ballestas y un recorrido por la península de Paracas. Después, decidí dar una vuelta por el paseo marítimo y elegí uno de los muchos restaurantes que se encuentran al lado del mar para cenar. La elección fue complicada por el acoso de los caza-turistas que intentan llevarte a su restaurante. Finalmente, me sobornaron con un pisco sour gratis que resultó ser un escaso chupito y la cena no fue nada excepcional.

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Turistas en las Islas Ballestas.

Las Islas Ballestas

Otra ventaja de dormir en el Chaco es que puedes iniciar tu día en la Reserva Nacional de Paracas temprano. Aquella mañana me dirigí al embarcadero donde comienza la excursión a las Islas Ballestas. La excursión dura alrededor de un par de horas. Es importante llevar crema solar y un sombrero para protegerse del sol, pero también para no ser agraciado con la deposición de una de las millones de aves marinas que habitan las islas.

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Microbiólogo disfrazado de Capitán pescanova.

Las Islas Ballestas son famosas por ser el hogar de diferentes especies de aves marinas entre las que destacan cormoranes, pelícanos, piqueros peruanos y los adorables pingüinos de Humboldt. Además hay varias poblaciones de leones marinos. No se permite descender a las islas para no interferir con la fauna local. En cualquier caso, el capitán se acerca lo suficiente a los islotes para poder disfrutar de los animales y sacar todas las fotos que quieras.

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Colonia de pinguinos de Humboldt.

En la barca nos subimos unas 30 personas y todos nos pusimos el chaleco salvavidas. Nada más subir nos dieron la entrada válida para todo el día en la Reserva Nacional de Paracas y nos avisaron que cuidásemos de ella porque necesitaríamos presentarla más adelante.

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Leones marinos en su salsa.

El candelabro de Paracas

Al poco rato de dejar el puerto nos acercamos a la primera atracción de la excursión, el candelabro de Paracas. Se trata de un geoglifo de unos 170 metros por 50 metros que esta dibujando en una de las laderas de la montaña. Su visión desde el mar es majestuosa dando la bienvenida a todos los navegantes que se acercan a la península de Paracas.

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¿señal de aparcamiento aéreo alienígena?

Aparentemente la civilización paracas, que habitó allí hace 2500 años, son los creadores de esta figura sin menoscabar claro está, todas las teorías extraterrestres y alienígenas que hay al respecto. No se sabe a ciencia cierta cuál es su significado. Algunos apuntan que se trata de una señal para los marineros, otros que representa la constelación Cruz del Sur. Es difícil no asociarlo con las famosas líneas de Nazca. Tras cruzarnos con varios grupos de pescadores, llegamos por fin a las Islas Ballestas.

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Pescadores de El Chaco en plena faena.

La fauna de las Islas Ballestas

Esta vez la fortuna me sonrió y gracias a nuestro guía, que tenía bastantes conocimientos sobre la fauna local, aprovechamos al máximo la excursión. Me impresionaron los miles de pájaros que están sobre estos islotes rocosos. Sobre una de las islas se veía en perspectiva millones de pájaros que oscurecían toda su superficie. Eran especialmente impresionantes los arcos de piedra erosionados por el mar, que cruzábamos mientras navegamos para poder ver todas las especies marinas.

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Como para pasar sin sombrero o sin paraguas

Sin duda los animales más encantadores eran los pingüinos de Humboldt y los leones marinos. No nos cansábamos de fotografiar a los leones que estaban tomando el sol en las rocas. Nos parecían tan adorables y achuchables como el osito de Mimosín. Sin embargo, recibimos una bofetada de realidad cuando de repente vimos en el agua un león marino zampándose un pelícano vivo. Nos quedamos todos estupefactos y en silencio.

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Un carnívoro es un carnívoro, por muy marino que sea.

La guerra del guano

Todas estas aves que habitan en las Islas Ballestas son una fábrica de mierda sin paragón y con diferencia producen el mejor fertilizante ecológico que se conoce. Las propiedades beneficiosas del guano (“caquita” de ave marina) se descubrieron a comienzos del siglo XIX y su explotación permitió el desarrollo económico de todo un país. El guano trajo la prosperidad al Perú.

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Plataforma para la recogida del guano.

El guano también atrajo la atención de los españoles que invadieron una de las islas y dio lugar a la guerra con Perú por su control. Finalmente los españoles tuvieron que abandonarla. La explotación de este recurso natural produjo multitud de conflictos comerciales y la completa dependencia económica de Perú por este recurso. El guano y el control de las minas de salitre también fue una de las causas de la Guerra del Pacífico entre Chile, Bolivia y Perú años después.

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El planeo del pelícano.

No creo que un montón de mierda haya tenido tanto impacto en la historia de la humanidad. Actualmente la explotación de este valioso recurso se sigue manteniendo,  pero de forma sostenible, recogiendo el guano una vez al año y de forma rotatoria en las diferentes islas.

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Isla completamente cubierta por aves marinas, el paraíso de Hitchcock.

La península de Paracas

Continuando con nuestro día en la Reserva Nacional de Paracas, nos dirigimos al Museo de Sitio Julio C. Tello en la Península de Paracas. Para saber los horarios y precios puede consultarse su sitio web. Este arqueólogo peruano descubrió en esta zona la necrópolis de la civilización paracas con cerca de 400 fardos funerarios envueltos en exquisitas telas y enterrados en el desierto.  Los paracas eran famosos por alargar los cráneos y practicar trepanaciones, como bien había podido ver en el museo de Arqueología, Antropología e Historia de Perú en Lima dos días antes.

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Museo en el medio del desierto.

En el museo nos hicieron mostrar la entrada a la reserva que nos habían dado por la mañana. Siguiendo con mi tónica habitual, la había extraviado y tuve que pagarla de vuelta. Tras ver el museo, que contenía principalmente información sobre el ecosistema de la reserva, recorrimos la península en autobús haciendo varias paradas.

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Un paisaje de otro planeta.

Es especialmente impresionante Punta Arquillo que dispone de unas vistas sobre el océano Pacífico que quitan la respiración. Desde aquí se divisa toda la costa desértica de Paracas y aficionados al parapente sobrevolando la península.  No lejos de ahí se encuentra la playa roja, que contiene minerales ricos en hierro responsables de este color en la arena. Por motivos de preservar el entorno y para frustración de cualquier instagramer, no se permite el acceso a ella. 

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Playa roja: un sitio ideal para anémicos ferropénicos

Finalmente paramos en Lagunillas donde hay unos restaurantes donde puedes disfrutar de una comida a base de marisco y pescado. El ceviche que me pedí no estaba mal, pero en mi viaje por Perú los había comido mejores. Como después de comer teníamos tiempo, me di un baño. No quería irme de Paracas sin probar de primera mano las gélidas aguas de la corriente Humboldt que bañan el sur de Perú. Todavía me pongo morado de frío con sólo ver la foto.

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Microbiólogo en estado de crionización.

Consejos para vuestra visita a la Reserva Nacional de Paracas

Si disponéis de coche en vuestro día en la Reserva Nacional de Paracas podréis administrar mejor el tiempo de vuestra visita y disfrutar más de la península de Paracas. Nosotros regresamos a media tarde y todavía podíamos haber estado más tiempo en los miradores, tirados en la playa o simplemente relajándonos viendo el paisaje. Este es siempre el problema que tienen las excursiones organizadas.

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Panorámica de Lagunillas en la península de Paracas.

Si eres aficionado a las bicicletas se puede alquilar una para moveros por la península. Ésta es una opción válida para disfrutar del paisaje a vuestro propio ritmo. Sin embargo, he de avisaros que puede soplar viento y hacer del paseo un infierno, tal como me contaron unos viajeros en el albergue. 

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Atardecer perfecto, para un día perfecto.

Finalmente deciros que mi última noche en El Chaco cené en uno de los chiringuitos próximo al paseo marítimo. El sitio era menos elegante que la noche anterior, pero me sacaron una parihuela (guiso local de marisco y pescado) que podían haber comido toda una familia y estaba espectacular.

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Microbiólogo, el rey del desierto.

 El Chaco. Perú. Noviembre 2018.

Si os ha gustado esta historia y queréis seguir leyendo más aventuras de mis viajes por esos mundos de dios, suscribiros al blog del Microbiólogo Viajero.  Podéis hacerlo al final o en el lateral de esta página.  Gracias por leerme.

4 comentarios sobre “Un día en la Reserva Nacional de Paracas

  1. Querido explorador paraqueño, vaya lugar tan espectacular al que nos has llevado hoy. No sabía que además de las señales alienigenas hubiera esas playacas, esos paisajes y esa fauna. Me ha encantado, lástima que no se pueda ir ni a pasear a la playa roja porque me iba ahora corriendo a zambullirme cual leona marina Pasa muy buena noche y muchos

    1. Efectivamente es un sitio espectacular y quedé maravillado cuando estuve. Parece mentira que hace ya casi dos años que estuve y con la pandemia sigo sin salir de España. En fin, llegarán tiempos mejores y ojalá podamos disfrutarlos pronto. Un beso y buen finde.

  2. Jajaja nosotros también somos muy dados a perder entradas a parques naturales, tiquets de metro que luego nos piden… ains… esa cabecita…
    El lugar es espectacular y con animalillos, con lo que nos gustan . ¿Se podía hacer buceo en las islillas? Viendo lo que hay por arriba… bajo el agua seguro que sería espectacular!! Este paseo por la reserva nacional de Paracas nos a ha encantado. Que preciosidad

    1. Pues si, despistado, despistado. Menos mal que los precios de las cosas en Perú son baratas. No estoy seguro de que se pudiera hacer buceo, no recuerdo ver ningún anuncio, pero a lo mejor es posible. Se que las islas están muy pritegidas, pero hacer buceo controlado podría ser posible. Pasar un buen domingo y gracias por leerme.

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