San Carlos de Bariloche. Argentina. Diciembre 2018.
Por esas cosas extrañas que hacemos los turistas, a veces llegamos a sitios increíbles y nos quedamos un sólo día. Por qué somos así, ¿por qué? En fin, nos puede el ansia de conocer y pasamos por los países como si llevásemos un cohete metido en el trasero.

Por fortuna o por desgracia sólo tuvimos un día para disfrutar de las maravillas de Bariloche. Mis padres, mi hermano y mi tia estuvieron aquí de vacaciones hace 50 años y recordaba que en sus vacaciones vieron el hotel Llao Llao. Así que me cogí el autobús, bueno mejor decir tomé, que en Argentina no se “coge” nada, excepto si vas a tener una noche loca de amor. El hotel es muy bonito y está en un marco incomparable a unos 30 kilómetros de Bariloche. Se da un aire al hotel Overlook de la película “El resplandor”, pero en éste lo único que da miedo son los precios.

Como hacía un día muy bonito, estuve tres horas andando por los senderos de la zona, rodeado de bosques y lagos impresionantes. En esta época la retama esta en flor y está todo de un color amarillo precioso. La retama es un arbusto invasor que lo introdujeron los españoles, para que luego digan que no hicimos cosas buenas en Sudamérica.

Durante el paseo, conocí a una pareja argentina de jubilados que me hablaron de las maravillas de Bariloche y que todos los años venían aquí de vacaciones. La verdad es que me pusieron los dientes largos.

En fin, lo gracioso del asunto es que los autobuses se pusieron de huelga y no podía regresar a Bariloche, pero esta pareja me vio en la carretera y me recogieron (bueno, me “retomaron”). Me dijeron que de camino podía parar en el cerro Campanario que tiene una pastelería y unas vistas muy bonitas. Había oído hablar del sitio, pero no estaba seguro de ir por el problema de tiempo. Al final, la pareja me llevó hasta allí y eso que el sitio estaba a un par de kilómetros más lejos del hotel en el que se alojaban.

Para ir al mirador-pastelería es necesario subir en telesilla. Cuanto agradecí que esta pareja me llevase. Las mejores cosas pasan cuando no las tienes previstas. Las vistas son espectaculares, montañas y lagos sin parangón. Me hubiese quedado todo el día extasiado viendo la panorámica. Un fotógrafo que estaba en el mirador me dijo que es una de las siete mejores vistas del mundo según National Geographic. En la pastelería me pedí un chocolate y un pastel de manzana que me supo a gloria.

He de decir que el chocolate no era espeso como el que tomamos en España, pero no me voy a poner tiquismiquis. En fin, tras valorar las dulzainas y las vistas, he llegado a la conclusión que si alguna vez tenéis un coma hipoglucémico que sea aquí. Para volver a Bariloche tuve que hacer dedo de nuevo. Afortunadamente en menos de un minuto me paró una pareja alemana. Cuanta gente buena hay en el mundo.

En resumen, no hagáis como nosotros, si alguna vez vais por Bariloche quedaron unos cuantos días, merece la pena.